Representante del Frente Polisario en Suiza y ante las organizaciones internacionales de Ginebra
"La corrupción marroquí está implantada en todas las organizaciones internacionales para invisibilizar la causa saharaui"
"No nos podemos sentir orgullosas del porcentaje de mujeres que hay a nivel de dirección política"
A Omeima Abdeslam, todo su entorno le conoce como Maima. Es la representante del Frente Polisario en Suiza y ante las organizaciones internacionales sitas en Ginebra. Trabaja allí desde hace 10 años, es Ingeniera de Telecomunicaciones y Electrónica, habla cuatro idiomas y es madre divorciada de 3 hijos. Nació en los territorios ocupados pero inmediatamente sus padres tuvieron que huir hasta los campamentos y su formación universitaria la adquirió en Cuba durante 13 años.
Coordina todo lo referente a las reivindicaciones, en materia de Derechos Humanos, de las distintas organizaciones saharauis en Ginebra ante la sede de Naciones Unidas. Hace el seguimiento de los distintos temas con personas especializadas y organizaciones solidarias. Es representante del Frente Polisario ante las grandes organizaciones internacionales como Cruz Roja Internacional, Alto Comisionado para los Derechos Humanos, Alto Comisionado para los Refugiados y otros organismos y organizaciones internacionales con los que tiene un contacto periódico para mantenerles informados sobre el conflicto del Sáhara Occidental.
Por otra parte, gestiona una oficina de información del conflicto saharaui en Suiza y su misión es ir por universidades, partidos políticos y organizaciones diversas para hablar y sensibilizar sobre el conflicto saharaui. Trabaja estrechamente con un grupo de parlamentarios amigos de la causa en Berna, que se llama “Paz para el pueblo saharaui” y coordina con las organizaciones suizas proyectos de ayuda humanitaria en los campamentos de refugiados de Tinduf.
Destaca el papel fundamental de la mujer saharaui, desde el comienzo de la lucha cuando las beduinas no tenían problema en entregar sus joyas para que se pudieran comprar armas o trabajar a fondo para sensibilizar a la población. Más tarde, cuando llegan a los campamentos de refugiados, son también las mujeres las que toman la batuta para la construcción del actual Estado Saharaui, dado que los hombres estaban en la guerra. Y en los territorios ocupados, la resistencia pacífica también la hacían muchas mujeres y ellas eran las que iban a las cárceles a llevar comida a los presos, las que organizaban protestas y las que sufrieron y sufren la represión y fueron violadas, vejadas, hasta nuestros días. En los campamentos, el 90% de la sanidad y el 80% de la educación lo llevan las mujeres, pero sin embargo “no nos podemos sentir orgullosas del porcentaje de mujeres que hay a nivel de dirección de esos sectores”, afirma Maima con una mezcla de contundencia y de dolor como mujer luchadora. Y cita como ejemplo que el pensamiento patriarcal hace que no se planifiquen políticas para las mujeres, desde la distribución de compresas o de los pañales para los niños, y niñas, hasta las formas de parir en una situación de guerra tan difícil como la actual. Faltan mujeres dirigentes.
Le recordamos su última intervención ante la Internacional Socialista, donde quien presidía aquella reunión – una mujer socialista marroquí – intentó por todos los medios que Maima no hablara y donde se hablaba exclusivamente de Ucrania, ignorando otros conflictos de África o de Asia, como el saharaui o el palestino, como si no existieran. “La Internacional Socialista no representa a ninguna fuerza progresista” afirma con la experiencia que le dan sus años de trabajo con organizaciones internacionales. “Es doloroso ver cómo la corrupción marroquí - y ahora ha saltado el MoroccoGate en la Unión Europea - está implantada en todas las organizaciones internacionales para invisibilizar la causa saharaui, y la Internacional Socialista no es una excepción”.
Hablamos de los objetivos del milenio 2025 y de la última Conferencia de Revisión de Oslo sobre un Mundo Libre de Minas, donde se trató de ocultar el conflicto saharaui y donde no salió ninguna propuesta seria concreta para eliminar los cerca de 10 millones de minas y bombas de racimo marroquíes en torno a los 2.700 kilómetros que mide el “muro de la vergüenza”. “Marruecos y EEUU son los únicos países que no han hecho nada para cumplir los objetivos del milenio y esa conferencia no fue más que puro teatro, una muestra más de la hipocresía internacional, cuando no se habla de nuestro territorio, que es en la actualidad, uno de los más sembrados de minas”, enfatiza Maima antes de terminar nuestro encuentro.